En estas fiestas el consumo se dispara: más plásticos, más energía, más residuos, más publicidad (engañosa) y más felicidad de cartón que nunca. La Navidad se ha convertido en la máxima expresión de un estilo de vida insostenible ambiental, social y económicamente; y la sociedad en la que vivimos, se transforma en estas fechas en una sociedad hiperconsumista, en la que nos hacen creer que todo se compra: compramos amor, consumimos bondad, gastamos generosidad, pagamos afecto y, en definitiva, convertimos la felicidad en plástico envuelta con papel de regalo.
Cada año, la publicidad nos recuerda una y otra vez que si no consumimos, no disfrutamos. Pero nos debemos preguntar, ¿realmente somos más felicies cuanto más consumimos? Numerosos son los estudios que demuestran que el crecimiento económico y el aumento del consumo material, no mejoran nuestra calidad de vida, no repercute en un mayor grado de satisfacción. Por tanto, ¿porqué seguimos alimentando este modelo productivista de la sociedad?, ¿porqué nos dejamos engañar de esta manera tan superficial? ¿porqué agredimos así a nuestro planeta?
Llegadas estas fechas Los Verdes volvemos a hacer nuestro llamamiento a un consumo responsable. Un llamamiento al sentido común. En cualquier conversación que tengamos en muchas de las comidas que disfrutaremos por estas fechas podrá oírse el discurso recurrente de que esto del consumo navideño se nos ha ido "un poco" de las manos. La mayoría coincidimos en ello. Pero al llegar las fechas claves nadie se acuerda de esta reflexión.
Todos caemos por costumbre o imposición social en esta espiral consumista. Regalamos por compromiso, regalamos por afecto (¿acaso no hay afecto sin regalo?), regalamos por regalar... Ante esta situación ¿Existen alternativas posibles?
Desde la más radical, aunque a nuestro juicio necesaria Huelga de Consumo, tenemos todo un elenco de posibilidades para buscar alternativas al consumo desproporcionado. Al fin y al cabo nuestro mensaje es un día de huelga de consumo, 364 de consumo responsable.
Aquí os dejamos algunas ideas:
1) Si llegas a la inteligente determinación de que la persona a la que vas a regalar no necesita nada en este momento y no tienes ni idea de que regalarle, puedes optar a ingresar una cantidad de dinero equivalente al posible "regalo por compromiso" en alguna ONGD que defienda una de las inquietudes o preocupaciones que tenga la persona en cuestión.
2) Siempre es delicado decirle al prójimo "oye que no te pienso regalar nada". Así que se puede hacer al contrario y pedirle a tu entorno que no te regalen. A partir de ahí el detalle puede ser recíproco. Puedes usar este original certificado de Jóvenes Verdes.
3) Se puede optar por regalar servicios en lugar de productos de necesidad cuestionable. Un obsequio preferiblemente no-material, basado en lo afectivo y en la importancia de compartir el tiempo y disfrutar de los pequeños momentos junto a los seres más queridos o simplemente que busquen aumentar realmente la calidad de vida. Así al menos evitamos exprimir recursos al planeta. Un paseo, compañía, un curso de idiomas, viajes sostenibles, un masaje, cuidar a su hij@ un día para que pueda ir con su pareja al cine, etc... las posibilidades son infinitas.
4) Y puestos a regalar, porque tu familiar/amig@ no entiende (o no quiere entender) eso del consumo consciente y transformador, pues siempre quedan alternativas más socialmente justas y sostenibles que marchar al centro comercial a comprar artículos elaborados en la otra punta del planeta por manos infantiles en un proceso seguramente muy contaminante.
Yendo por partes, os animamos primero a elaborar vuestros propios regalos, puede ser gratificante y divertido. Y ya puestos a comprar, que sean productos de producción cercana, si es posible ecológicos, si vienen de fuera que sean de comercio justo y el lugar de compra preferiblemente en comercios locales para que el beneficio repercuta en un/a autónom@ o pequeña empresa local antes que en una multinacional con tendencias explotadoras y que se llevará los beneficios lejos de aquí. Puedes analizar tu regalo y comprobar si cumple alguna de las cinco características señaladas.
En definitiva regala algo útil, instructivo, pedagógico... recicla antiguos regalos, regala cultura, regala tu tiempo y tus conocimientos, pues seguro que son más provechosos que muchas de las cosas que puedas encontrar en un gran centro comercial.
Más claves sobre el consumo navideño.